En este lienzo, Kastro nos lleva a un viaje fascinante a través del tiempo y el espacio. Las figuras se desvanecen en un remolino de sombras y recuerdos, creando una atmósfera de nostalgia y melancolía. Los tonos sobrios y las texturas desgastadas añaden una sensación de misterio y trascendencia a la obra, mientras que los detalles cuidadosamente elaborados invitan a una reflexión profunda sobre la naturaleza de la memoria y la identidad.