En esta obra, Kastro nos sumerge en la neblina mágica y evocadora del café, donde los pensamientos y las emociones se despliegan en un juego de luces y sombras. Cada trazo es como una sombra en el lienzo del alma, revelando la profundidad y la intensidad de la experiencia humana. La obra es un testimonio de la capacidad del café para despertar la imaginación y explorar los rincones más oscuros de la mente, creando un espacio donde los sueños florecen en la bruma y la creatividad se desborda en un torrente de emociones.