En esta obra, Kastro nos invita a explorar la atmósfera misteriosa de las nieblas matutinas, donde los sueños se deslizan entre las sombras con gracia y elegancia. Cada trazo es como una neblina que envuelve al espectador en un abrazo cálido y reconfortante, llevándolo en un viaje hacia lo desconocido y lo maravilloso. La obra es un homenaje a la magia del amanecer, donde los sueños se despiertan y la imaginación se desborda en un torrente de creatividad.