En esta pieza, Kastro nos invita a contemplar la dualidad entre el orden y el caos. Dos círculos perfectos se elevan sobre un fondo de texturas desgastadas y colores oscuros, creando un contraste fascinante. La simetría de los círculos contrasta con la asimetría del fondo, creando una sensación de tensión y equilibrio. La disposición cuidadosa de los elementos añade profundidad y dimensión a la composición, invitando al espectador a explorar la interacción entre la forma y el espacio.