En esta pieza, Kastro nos invita a explorar la intrincada danza de la vida y la muerte. Dos círculos entrelazados parecen flotar en un abismo oscuro, evocando una sensación de transitoriedad y transformación. Los tonos oscuros del fondo sugieren un sentido de misterio y serenidad, mientras que los círculos desgastados añaden una sensación de historia y profundidad. La disposición cuidadosa de los elementos crea una sensación de movimiento y vitalidad, invitando al espectador a contemplar la belleza y la fragilidad de la existencia.