En esta obra, Kastro nos sumerge en las profundidades del océano, donde el café se convierte en el latido del corazón que late en armonía con las mareas. Cada trazo es como una ola que se estrella contra la costa, llevando consigo el aroma embriagador del café y la promesa de aventura y descubrimiento. La obra es un tributo a la belleza y la fuerza del mar, donde los sueños navegan en las corrientes del tiempo y la imaginación se desborda en un océano de posibilidades.